sábado, 4 de agosto de 2012

mi querida fisura

Mi querida fisura:

Sé que te alegras de que te escriba una carta después de lo que he llegado a cagarme en ti. Te gusta ser el centro de atención las 24 horas.

Bien, amiga perenne, antes de nada debo decirte que debido a tu existencia se me hace muy difícil escribirte, muy lento, y no porque tenga que buscar las palabras adecuadas, sinó porque SÓLO PUEDO ESCRIBIR CON UNA MANO!!

     La imagen muestra algo parecido a ti aunque tú eres bastante más pequeña... estás casi casi en el mismo sitio!

Te preguntarás si me ha gustado conocerte. Pues no. Entre amigas hay que ser sinceras, aunque lo nuestro sea amor-odio con tendencia a lo segundo.

Gracias a ti, llevo dos semanas largas con dolor y movilidad casi cero en mi brazo derecho, el útil, el necesario. Has hecho que sea difícil o raro hasta limpiarme con el papel de water. Cosas como leer y pasar las pñaginas, comer, ducharme, vestirme (dios mío qué difícil es ponerse un sujetador), fregar los platos, barrer, fregar el suelo, ir a comprar, abrir puertas, despachar joyas, envolver regalos, dormir y un largo etcétera son dignas del libro Guinness de los Récords.

Muchas como tú hacen que tengamos que llevar un yeso; se ve que tuve suerte contigo (eso por no decir que me negué a que me immovilizaran el brazo ya que tenía que trabajar). Y gracias a ti me he enganchado al voltarén.Gracias a ti, cuando vamos a comprar no cargo nada, es casi como en vez de un novio tener un esclavo. Pobre.

También te odia mi jefa, no sólo yo. Plantéatelo, reina.

Te escribo para decirte que, si Dios quiere, te pierdo de vista en unos días aunque me estaré acordando de ti en meses, según me dijeron. Tendré que rehabilitarme de haberte conocido, mira si nuestra amistad ha llegado a ser profunda!

Por eso, espero no verte nunca más ahora que parece que estás de capa caída. Ya te concoí hace un año y medio en mis costillas por culpa de mi torpeza en bici; y ahora desafortunadamente has vuelto. No necesito amigas como tú, aunque algunas amigas peores he tenido, la verdad.

Sé que estás a gusto en mi codo, pero ya cansas, VETE! Se te acaba el plazo, tres semanaas y adiós. Por eso tenía que escribirte, para sincerarme contigo y poderte olvidar.

Allí donde vayas, amiga, sé comprensiva con tu víctima y no te eternices.  Un beso calmante.